Es para nosotros un honor dirigirnos a ustedes en este acto conmemorativo, que marca un hito en la historia comercial de nuestro país. Hoy, celebramos con orgullo el primer aniversario de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre la República del Ecuador y la República Popular China, un acuerdo que ha comenzado a transformar el comercio exterior ecuatoriano y a abrir nuevas puertas para nuestros emprendedores, productores, exportadores e importadores.
Permítanme hacer una breve reflexión sobre el camino que hemos recorrido para llegar hasta aquí.
Las relaciones diplomáticas entre ambos países comenzaron hace más de cuatro décadas, el 2 de enero de 1980. Desde entonces, hemos construido una relación basada en respeto, cooperación y visión de desarrollo sostenible. Esta amistad evolucionó hacia una asociación estratégica, donde la confianza política impulsó proyectos, inversiones y comercio.
China se convirtió en nuestro principal socio comercial. Productos como camarón, banano, cacao y flores conquistaron al consumidor chino. Así, la relación madura y dinámica llevó a ambos países a dar un paso histórico: negociar, en tiempo récord, un Tratado de Libre Comercio, firmado en mayo de 2023 y vigente desde el 1 de mayo de 2024.
Hoy celebramos no solo un acuerdo, sino la evolución de una relación basada en cooperación y visión estratégica.
Este primer año ha sido transformador. Aunque los grandes impactos se miden a largo plazo, ya vemos resultados alentadores.
En el año 2024, las importaciones no petroleras de nuestro país alcanzaron un valor de 6.038 millones de dólares. Se trata de un crecimiento moderado, respecto al año 2023, lo que confirma que nuestro comercio internacional avanza con responsabilidad y estrategia.
¿Qué estamos importando? Principalmente celulares, manufacturas de metal y maquinaria industrial. Estamos trayendo al país tecnología, equipamiento, insumos productivos. No estamos inundando nuestros mercados de productos que afecten nuestra competitividad, ni de plásticos de un solo uso.
Esto demuestra que el Tratado de Libre Comercio no ha sido una amenaza para nuestra producción, sino una herramienta de modernización. Nos estamos integrando de manera inteligente, seleccionando qué importar para mejorar, para agregar valor, para construir un Ecuador más fuerte, más eficiente y más innovador.
La apertura comercial, bien manejada, es un impulso a la productividad nacional, y este primer año de resultados nos confirma que vamos por el camino correcto.
Durante este período, las exportaciones no petroleras del Ecuador alcanzaron un valor de 5.085 millones de dólares. Es un valor ligeramente inferior al registrado en 2023. Sin embargo, detrás de esta cifra hay una historia que merece ser contada con optimismo y visión estratégica.
Nuestro producto estrella, el camarón, continúa liderando con firmeza la participación en el rubro no petrolero. Es importante destacar que, en términos de toneladas métricas, no hubo una disminución significativa en el volumen exportado. La reducción en valor obedece, más bien, a la baja de los precios internacionales, una variable externa que reafirma la necesidad de seguir diversificando nuestra oferta exportable.
Y en ese camino, el avance en los protocolos fitosanitarios es fundamental. Los protocolos son la llave de entrada para el sector agroindustrial hacia el mercado chino, uno de los más exigentes y prometedores del mundo.
Nos llena de entusiasmo saber que estamos a tan solo días de la firma del protocolo fitosanitario que permitirá a los productos lácteos ecuatorianos ingresar al gigante asiático. Este hecho marcará un antes y un después para este sector, abriendo nuevas oportunidades para miles de productores, transformadores y exportadores.
Además, avanzamos de manera decidida en los protocolos para el aguacate, los arándanos, quinua y piña, ampliando así nuestro portafolio de exportación hacia un mercado que, aunque no es fácil, tiene reglas claras: si cumples con los requisitos, hay espacio para crecer y prosperar.
Cada nuevo producto que logremos colocar en China no solo será un éxito comercial, será también una fuente de empleo, y una herramienta poderosa para lograr una distribución más equitativa de la riqueza en nuestro país.
Pero el impacto va más allá de las cifras. Hemos visto cómo este acuerdo ha generado un renovado entusiasmo en el sector productivo ecuatoriano. Hoy, más empresarios, más emprendedores y más productores están mirando hacia Asia, no solo como un destino lejano, sino como un socio posible.
Sabemos que para exportar al mundo no basta con producir bien. Hay que cumplir con requisitos técnicos y regulatorios, hay adaptarse a nuevas formas de comercialización y de presentación para responder a consumidores que demandan excelencia en cada detalle.
Desde la Cámara de Comercio Ecuador – Shanghái China, hemos asumido este reto, como lo asumen también nuestros productores y empresarios, con responsabilidad, compromiso y visión de futuro. Actualmente, desde nuestras oficinas, tramitamos los certificados GACC y CIFER, documentos esenciales para que nuestros productos —especialmente en el sector alimenticio y de consumo masivo— puedan ingresar y comercializarse legalmente en China.
Entendimos que competir en el mercado chino es competir en un ecosistema altamente tecnológico. Por eso, nuestra Cámara ha abierto nuevos canales de promoción digital que antes no existían: contamos con un microprograma activo en WeChat, y estamos desarrollando presencia en plataformas clave como Baidu, Pinduoduo y otros marketplaces estratégicos. Todo esto complementado con nuestra propia plataforma web y esfuerzos continuos de posicionarnos digitalmente.
Durante nuestra participación en la China International Import Expo (CIIE) el año pasado, llevamos con orgullo a varias marcas nacionales. Esta experiencia fue invaluable: pudimos conocer de primera mano los gustos, las exigencias, las barreras y, sobre todo, las enormes oportunidades que ofrece el mercado chino. Hoy, gracias a ese aprendizaje, contamos con una hoja de ruta clara y una visión estratégica que nos permite asesorar a nuestros productores y exportadores de manera precisa y personalizada.
Y para seguir fortaleciendo nuestras capacidades productivas, a través de la importación. Nuestra Cámara ha realizado importantes mejoras logísticas: ampliamos la operación de nuestras bodegas en Yiwu y fortalecimos nuestro equipo técnico para acompañar a comerciantes y productores en cada etapa del proceso: desde la compra, la verificación de proveedores, la consolidación de mercancías, hasta el envío seguro a Ecuador.
Todo ello con el apoyo de las empresas y productores que creen en nosotros, creen en el país, creen en sus capacidades y están dispuestos a apostar por el TLC y sus beneficios.
Señoras y señores,
El Tratado de Libre Comercio no es un fin en sí mismo. Es el punto de partida de una nueva etapa para nuestro comercio exterior, una etapa que nos exige innovación, excelencia y visión global.
El TLC con China no es solo un documento técnico ni una herramienta comercial.
Es una invitación poderosa a repensar nuestro modelo de desarrollo. Es un llamado a creer en nuestra capacidad productiva, a innovar, a elevar nuestros estándares y a apostar por una inserción inteligente en los mercados globales.
Hace un año, este tratado no solo unió mercados. Unió visiones, acercó culturas y consolidó un puente sólido entre dos naciones que creen en la cooperación, en la complementariedad de sus economías y en la construcción de un comercio justo, moderno y sostenible.
Gracias a este acuerdo, hoy es más accesible exportar a China, pero también más desafiante. Porque la apertura no es solo una oportunidad: es una invitación a profesionalizarnos, a innovar, a competir con calidad y visión internacional. Por eso, como Cámara Binacional hemos invertido en infraestructura, abrimos bodegas propias, desarrollamos plataformas digitales, y firmamos una carta de intención con nuestra embajada en China para promover físicamente productos ecuatorianos en ese país.
China no es un sueño lejano. Hoy es un socio cercano.
Este tratado ha llegado en un momento en que el mundo necesita más puentes y menos muros. Mientras otras economías se cierran, nosotros decidimos abrirnos al mundo, apostar por el multilateralismo y creer en la integración productiva como una vía para el desarrollo de nuestros pueblos.
Agradecemos profundamente a todas las instituciones públicas y privadas que han confiado en este camino. En especial, al sector productivo nacional, que ha demostrado estar a la altura del desafío.
Y a nuestros amigos de China, les decimos:
Ecuador está listo. Estamos preparados para crecer juntos.
Celebramos este primer año no como un cierre, sino como un punto de partida.